Asentamientos en el río Gor

Asentamientos en el río Gor

     ¿Por qué este lugar y no otro? Esta zona humedecida por el río Gor, franquea el término municipal de Gorafe, emprendiendo su andadura en Gor y clausurándola en su unión al Fardes, en Villanueva de las Torres. Comenzó a ser habitada por distintos enclaves humanos allá por el fin del período Neolítico, pero desde  tiempos antiguos esta garganta natural, desgajada estrato a estrato al GDR Altiplano de Granada, fue peregrinanda por pueblos nómadas, comunicando a los clanes de la zona del Levante con los del Alto Guadalquivir. Una migración  en ambos sentidos, hasta que poco a poco percibieron esta hondonada como lugar propicio para sus asentamientos permanentes. 
Rutas milenarias recorridas por nuestros ancestros


     Empezaremos nuestro recorrido por el menos conocido, partiendo de los límites más alejados de Gorafe, y desde allí iremos remontando hacia la planicie. Emularemos de esta manera, la forma en la que se pobló este mágico paraje, al que no podemos considerar como un todo homogéneo ni en lo referente a su economía, ni tampoco en lo social o cultural. Encontraremos poblaciones grandes, pequeñas, amuralladas o no...que intentaremos, con los pocos estudios realizados en la zona, escudriñar para imaginar a sus gentes inmersos en la vorágine de su día a día.
     Este amplio paseo por la historia, nos llevará desde los primeros asentamientos, allá por el Neolítico final, pasando por el Calcolítico, Cultura del Argar, Íberos, romanos y almohades.
     Canto Tortoso, sería es más alejado del núcleo urbano actual de Gorafe. Nombre curioso que no sabemos si alude a su situación, una planicie de subida tortuosa, justo en la unión de los ríos Fardes y Guadiana Menor. Un oppidum desde donde su control visual era total y que hoy nos permite disfrutar de unas amplias panorámicas de origen cuaternario.

Vistas desde Canto Tortoso
 Los primeros moradores lo hicieron suyo en la Edad del Cobre, ocupando la zona amesetada más al NE. De ese momento solo nos llegan cerámicas toscas realizadas a mano, principalmente, porque este primer núcleo se encuentra en los estratos inferiores, en los que las excavaciones no han horadado.
     Abandonan esta localización a finales del Calcolítico, para desplazarse a un cerro contiguo, la Terrera del Reloj, ya en término municipal de Dehesas de Alicún. 
     Este poblado constaba de seis aterrazamientos, entre tres y cuatro metros de anchura, cortados en la roca y acotados por muros de mampostería. Para el suelo utilizaban un barro verde de la zona, graduando así la inclinación y haciendo un suelo más firme para las viviendas de techumbre plana y paredes de tapial, enfoscadas con barro y enlucidas con cal.
     En ellas predominan objetos relacionados con la agricultura y la ganadería, como hoces y molinos, así como martillos de piedra y restos de numeroso mineral que indican su trabajo en la minería. Es sorprendente, la abundancia y conservación de los tejidos de esparto trenzado, cestería, cuerda e incluso tejidos de lino.
     Tanto por el tipo de enterramiento y la estratificación social que estos revelan, la Terrera del Reloj, se desarrolló en plena Cultura del Argar, siendo abandonado para volver nuevamente al primigenio: Canto Tortoso.

Reconstrucción del poblado
Cerro de la Terrera del Reloj












     En un período de menos de 200 años, estalla una revolución económica, debido principalmente a rápidas diferenciaciones sociales. Los artesanos se dedican a tiempo completo a la cerámica y a la metalurgia, debido al aumento del intercambio con las comunidades fenicias llegadas a las costas. Ciertos grupos se enriquecenestalla una revolución económica, debido principalmente a rápidas diferenciaciones sociales. Los más poderosos quieren proteger sus bienes. Justificación idónea para el cambio de unos poblados mal protegidos a otros amurallados y enriscados. 
 Este fue el momento de esplendor de este oppidum íbero donde las viviendas ya cuentan con más de una habitación, suelos pavimentados con tierra batida y zócalos. Una impresionante muralla, realizada en piedra seca, rodea  todo el recinto abierto por el NO y SO mediante dos puertas de acceso, pavimentadas con cantos de río para un más fácil acceso de los carros.
     Se localizó en su interior un gran horno, probablemente utilizado por toda la comunidad para la cocción de cerámica, cerámica hartamente importante, ya que eran un punto destacado en las rutas comerciales con las costas del SE, de donde traían vino y derivados del pescado. Esa gran variedad de cerámica, la podemos hoy ver, lamentablemente, esparcida por todo el territorio ocupado por el poblado. En el VI a.n.e. Canto Tortoso quedó excluido de las rutas de intercambio y fue definitivamente abandonado.                                                                                                                     
Cerámica en Canto Tortoso
    
Restos de la muralla de Canto Tortoso


      Continuamos avanzando dirección a Gorafe, para detenernos en el poblado de Baños de Alicún. El núcleo humano nos deja hoy, a diferencia de los visitados hasta ahora, sus enterramientos y sus piedras rituales del  Cerro de La Mina.

El emplazamiento  se encontraba en la escarpadura que encontramos al norte y al noroeste del contrafuerte natural que se ameseta, continuación de la zona denominada hoy Llano de la Ermita. 
     Por los hallazgos y estudios realizados a mediados del s.XX, dataron el conjunto en el Calcolítico, de donde parece no tuvo continuación en los siglos venideros. Si bien es cierto, el poco estudio de la zona puede esconder en sus capas más internas restos argáricos o íberos. Sin embargo, no hay constancia cierta hasta el descubrimiento de una villa romana que disfrutaría de las aguas termales de la zona como termas. Los restos romanos más destacables serían las estructuras de muros y pavimentos, tégulas e ímbrices en fragmentos y dolias de almacenamiento.
     El último período fechado en el yacimiento estaría ocupado por una alquería hispanomusulmana, de la que también se encontraron distintos utensilios.
Poblado de Baños de Alicún

Acueductos naturales del Toril

     Paseando hacia Gorafe nos encontraremos con el grueso de poblados localizados en la zona. Los pequeños habitat se encuentran a una distancia media de 1,5 km y siempre cerca del río sobre atalayas rocosas y dominando alguna curva cerrada. Si la distancia es superior, siempre encontraremos un pequeño núcleo intermedio.
     

   Aferrándonos a esas referencias el siguiente asentamiento que recorreremos será el del Culantrillo, nombre que hace referencia a una planta muy abundante entonces en la zona.
     Manuel García Sánchez, antropólogo gorafeño hizo un minucioso estudio del mismo, pero, como él ya advierte en su libro, llegó tarde, ya había sido expoliado y parcialmente destrozado. Aunque su habilidad y buen hacer, ha hecho que podamos hoy conocer mucho sobre este poblado argárico.
     Este núcleo humano, está bordeado por la Rambla del agua, en un risco escarpado, excepto por el E, donde encontramos un perfil más suave. Además de hallarse próximo al río, contaba a sus pies con una fuente de agua.
     La superficie del poblado se aprecia inclinada hacia el SE y no se localizaron en ella restos de murallas ni cimientos de muros de habitaciones, no obstante, M. García Sánchez, desenterró 6 pozos a lo largo de 8 metros, con una profundidad de 1.50 metros y un diámetro de 60 cm. En su parte más recóndita aparecieron capas de tierra negra con restos de carbón vegetal y abundantes restos cerámicos. Al no encontrarse vestigios de metal, García Sánchez, deduce que no eran hornos de fundición.
Plano de M. García Sánchez



Foto de GDR de Guadix

Este pequeño asentamiento plenamente argárico, por las características de los enterramientos encontrados y datado por García Sánchez en 1300 a.n.e., probablemente fue fruto de las migraciones forzosas de los poblados argáricos del SE, que asolados por la sequía y la desertización canalizaron sus pasos hacia zonas mineras. Muchos de ellos tomaron la ruta del Fardes contactando, pacíficamente o no, con los últimos asentamientos calcolíticos, reemplazándolos o asemejándolos a ellos, en su peregrinar hacia la zona de Linares (Jaén).




     El Culantrillo, fue una concentración de pocas familias, con carácter ganadero y agrícola, por lo que sorprendió mucho el hallazgo de una espada de hoja ancha en bronce y puñales típicos del SE. La excesiva y variada proporción de bronce, permite intuir a García Sánchez que este grupo no era el autor de las piezas, sino que procedían de distintos lugares e intercambios.
         A la inversa, la cerámica, tanto urnas, tulipas, platos...si presentaban unas formas y ausencia de decoración, así como asas 
homogéneas, sustituyendo estas últimas por pezones.
     Como el paseo es largo y para no cansaros, dejamos el resto de poblados para el siguiente post.

Texto y fotografías donde no se especifica autor de Rocío Campos Maldonado.




Comentarios

  1. Muchas gracias por la información, visitaremos este mas que interesante lugar en Agosto 2019.

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