Las entrañas de la tierra

LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA

     Hace un año que comenzamos la andadura de este blog dedicado a Gorafe, su paisaje y las diferentes culturas que lo han habitado. Y para celebrar este primer aniversario cerraremos el círculo, desde las cuevas Almohades del s. XII, con las que inauguramos hasta la actual vivienda en casa-cueva.
     Y que lugar mejor para comenzar a escribir este post, que en las entrañas de la Pachamama, madre cálida y acogedora que desde el umbral de los tiempos abrigó y protegió a todo tipo de seres, racionales o no. Ella les daba el cobijo y la protección en aquellos espinosos tiempos. En nuestros días, la casa-cueva cumple parte de esa misión primigenia, estimulada con los avances presentes.
     Las grandes cavernas de la prehistoria, ya tenían un espacio dedicado a sus rituales mágico-religiosos, siempre en la parte más profunda de la gruta, legandonos las pinturas rupestres. Huellas de rituales ancestrales realizados por las jefas o jefes espirituales del Clan para exaltar, alabar y pedir a la madre naturaleza, todo lo necesario para perdurar un ciclo más.
Replica cueva de Altamira en parque de la prehistoria de teverga

      Este aspecto sagrado, está vigente aún en todo el mundo, un reguero de cuevas-santuario, circundan hoy desde Asia hasta América. Guadix, como ciudad de las cuevas, no queda exenta, y allí podemos visitar su iglesia enclava en la tierra y más allá en el tiempo, en el Paleolítico, la Cueva de Horá en Darro, que nos dona su arte esquemático.
     Incluso, cuando dejaron de habitarlas, sus enterramientos eran cuevas artificiales, los dólmenes, lugar de tránsito majestuoso para alcanzar la otra vida, templos hieráticos para perpetuar el más allá.
     A pesar de su denominación como hábitat troglodítico, el uso actual es de herencia árabe. La llegada de esta nueva cultura, cambió la forma de construir y encarar el uso de esta edificación.
      La llegada a Granada de los Almohades en los s. XI y XII, dio un gran impulso a este entorno, como leeríais en la entrada de Enero, sobre Los Algarves de Gorafe. Esas construcciones proliferaron como verdaderas fortalezas verticales embozadas en el mismo paisaje, entre grietas naturales y vertiginosas laderas.
Fortaleza vertical Almohade de Gorafe
        Estos enclaves, fueron abandonados y no reutilizados, como ya vimos, pero pasados los siglos, este tipo de morada, volvió a resurgir. Tras la reconquista, los moriscos, relegados al extrarradio de las grandes urbes, fueron buscando refugio a zonas rurales y comenzaron a excavar, próximos a estas atalayas en desuso, sus viviendas en cueva. Fue la vivienda de las personas más alejadas del poder económico y eclesiástico reinante, con recursos precarios, y normalmente de otras etnias.      
     Pero las cuevas más conocidas a nivel internacional, aunque nunca se haya visitado alguna, seguramente son las del Sacromonte en Granada, en su eterno hechizo frente a la Alhambra. Recuperando el carácter mágico de las grutas, este Monte Sagrado donde cuenta la "leyenda del Barranco de los Negros" que tras caer el Reino Nazarí, muchos nobles árabes, temerosos por perder sus riquezas acumuladas, antes de retornar a sus tierras en África, hicieron cavar a sus esclavos negros oquedades para enterrarlos. Al ser liberados estos cautivos, decidieron recuperar los tesoros de sus despóticos amos, ahondaron en las entrañas del monte, descalzando las laderas del mismo sin adquirir la recompensa aguardada. Sin tesoros y sin cobijo, habilitaron estos huecos para guarecerse.    
     Cuando la comitiva de los Reyes Católicos, entró en la ciudad, muchos gitanos forjadores venían en ella, afincandose también en ese arrabal metamorfoseado hoy en verdaderos santuarios del arte flamenco, donde aún tintinea el martilleo de la forja marcando el compás.      
     Tornando al Guadix del s. XV, el Duque de Escalonia, expulsa igualmente a los moriscos hacia la periferia, sugiriendo motivos de seguridad.  Posteriormente, muchas de estas familias, participan en las revueltas de Aben Humeya, y al intentar retornar, a finales del XVI, encuentran sus viviendas ocupadas por otros clanes, viéndose abocados a asentarse al abrigo de los cerros, excavando nuevas cuevas. 
     Terminando el XVII, coinciden en el tiempo la expulsión definitiva de los moriscos, por mandato de Felipe III, y la llegada de moradores de otros puntos del territorio para repoblar la zona. Estos últimos no dudaron en hacer suyas las cuevas abandonadas, siendo este el inicio de barrios y pueblos repletos de ellas, como el Barrio de las cuevas de Guadix, donde hoy se puede visitar cuevas de guadix centro de interpretación para mejor comprensión de la vida en estos hábitat. Gorafe con más de 400 viviendas en casa-cueva, no es simplemente un barrio peculiar dentro de un municipio, es un pueblo de cuevas, con el porcentaje más elevado de concentración de estas viviendas, siendo mayoritaria la  habitabilidad en estos asentamientos ancestrales.
Rincón de Gorafe

     A fines del XIX y principios del XX, las Comarcas de Guadix-Baza, sufren un notable crecimiento demográfico debido a la puesta en valor de nuevas tierras y a la industria azucarera que atraen una migración de familias trabajadoras y humildes que buscan viviendas económicas, adaptables a sus necesidades (cuadra, silos, corrales...). La última gran excavación de cuevas en Guadix, se realiza en los años 50, años duros y míseros donde la madre tierra acogió y facilitó la vida de muchas familias.
     En estos pocos años transcurridos, esas añejas infraviviendas mantienen su esencia en las actuales, aunque evolucionando al ritmo de los tiempos.
    Este paisaje yermo y modelado por la naturaleza más extrema, que hoy es Proyecto Geoparque de Granada originariamente, hace millones de años era el fondo de dos lagos salados que al desecarse nos donó esta tierra de contrastes, hoy salpicada de fachadas blancas iluminadas por la luna llena en las noches más intensas o reflejando la luz del sol en sus albas paredes. Estos faros de tierra adentro, son el emblema de todos estos pueblos subterráneos. 

Faros de tierra adentro
     Esta cohabitación con la tierra, mediante una arquitectura respetuosa con el medio ambiente, no sólo perdura, sino que hoy por hoy es un lujo el poder vivir en ellas. La temperatura media, fluctúa únicamente unos pocos grados, entre 16º y 20º, lo que nos evita aires acondicionados, contaminantes e insalubres en verano, o calefacciones en invierno. Las chimeneas interiores, muchos días son encendidas por el mero gusto de ver el fuego, permitiendote también cocinar en su hogar. 
       Este ahorro energético y esta climatización ecológica, evita emisiones innecesarias de dióxido de carbono, muy de agradecer en estos tiempos climatológicamente revueltos.
      En lo referente a su arquitectura, esta es sustractiva, ya que no construye o añade, al contrario, con los actuales motopicos, y antaño con los picos manuales, se excava y modela según las necesidades de la familia que la va a habitar.     
     Las arcillas, areniscas, margas, calizas, conglomerados o rocas compactadas, son fáciles de trabajar pero a su vez están cohesionadas otorgando gran fuerza a las viviendas, resistentes a terremotos o riadas.       
     Otra característica de estos cerros arcillosos, es la impermeabilidad que crean. Una vez mojada la tierra, el agua no traspasará los muros de la cueva manteniendolas secas y tibias.      
     La cueva tradicional, solo revestirá sus muros con cal, actuando en nuestro beneficio de varias formas. Deja respirar a la tierra, evita los insectos pequeños por su alto pH, otorga una capa resistente al secarse la cal y hace que la luz, al incidir en paredes blancas dote de más luminosidad a la vivienda, aunque siempre se puede dar color y jugar con texturas y tonalidades.
Cueva con distintos niveles

    La luz en el interior es un tema recurrente cuando no se conoce aún este tipo de vivienda, tendemos a imaginarlas como las ancestrales grutas prehistóricas, sin embargo nada que ver con la realidad. Las amplias ventanas, normalmente correspondientes a la cocina y cuarto de baño, puertas con ventanal o tragaluces estratégicamente colocados en su interior, hacen que la luz natural se adentre hasta la habitación más profunda de la cueva, dando unos matices lumínicos que aportan un halo de paz en las estancias.
   Pero continuemos con los beneficios que aportan estas viviendas. la magnetosfera terrestre tiene 0,5 Gauss en el aire y de 0,9 a 1 Gauss en el suelo, en el interior de las cuevas, esta intensidad magnética de próxima a 0,8 Gauss, lo que produce efecto revitalizadores, altamente beneficiosos para nuestro organismo, que unido con la insonoridad natural del hábitat, hará que nuestro cuerpo esté revitalizado y relajado en un equilibrio perfecto.
   Estos beneficios, también son aplicables a las personas con alergias químicas, por desgracia cada vez más extendidas, ya que vivimos dentro de un medio totalmente natural.
     Sin embargo, para mi, ni nacida ni criada en zona de cuevas, valorando todas estas ventajas, la mayor sería la de estructurar tu habitat, dejando huella en él. Elegir los puntos de luz, la orientación de los espacios, el foco de calor, e incluso poder reciclar incrustando antiguos muebles o maderas en desuso o construir en la arcilla, muebles adecuados al uso familiar, como sofás, estanterías e incluso camas y duchas, es toda una experiencia. Aunque en este caso, mueble pierde su origen etimológico que alude a movilidad, te permite volar tu imaginación hasta límites insospechados. 
 

     









    

 https://www.youtube.com/watch?v=Akwr7MGalBE&feature=share
Texto y fotografías Rocío Campos Maldonado

Comentarios

Entradas populares