Estrellas desde la prehistoria

Estrellas desde la prehistoria

       ...y llega Marzo, el cambio de estación, dejamos atrás las heladas y comenzamos a prepararnos para una explosión de vida de mano de la primavera. Sin embargo, los cielos del invierno muestran ante nuestros ojos un gran número de constelaciones, planetas y estrellas. Por eso, no queríamos dejar pasar más meses para hablar de este tema, ilustrandolo con la portada del calendario de Gorafe donde contemplamos una espectacular Vía Láctea.
Foto Miguel Gil
     Desde nuestros más antiguos orígenes, todo lo que rodeaba a nuestros ancestros, captaba su atención. En los primeros umbrales, el conjunto de lo ignorado les producía recelo, hasta que con el devenir de los siglos fueron aprendiendo a valerse de ellos en su propio beneficio. Así, el fuego que los atemorizaba en un primer momento, fue un idóneo aliado al percibirlo como beneficioso.
      Junto con una lenta evolución, fueron interesándose por plantas, animales, piedras…y por supuesto por la intrigante bóveda que oscurecía todo lo conocido, al ocultarse el brillante circulo luminoso en el horizonte, ocaso tras ocaso.
     En un primer momento, la noche atrajo más a nuestros antepasados , la falta de visibilidad les usurpaba su seguridad. De ahí, que el primer calendario lunar fuera tallado en una placa rectangular de marfil. 
     En Rusia, cerca del Lago Baikal, en el yacimiento de Mal'ta, se encontraron infinidad de restos arqueológicos del Paleolítico (18000-15000 a.C) y entre ellos destaca esta placa de marfil de Mamut, que el arqueólogo soviético Boris Frolov interpretó como un calendario lunar. En ella apreciamos una serie de orificios realizados por incisiones que dibujan una espiral central con siete espirales crecientes. Cerrando el conjunto, se aprecian, dos grupos de espirales menores en los laterales de la placa. 
     En la espiral central se observan 243 orificios, mientras la suma del resto de las espirales denota otras 122 hendiduras. Un fácil cálculo de las incisiones totales nos da la suma de 365, exactamente la duración de un año. Por otro lado en la zona siberiana de Mal'ta la duración del invierno se prolonga exactamente 243 días y 122 el verano.

Placa de marfil del yacimiento de Mal´ta

     Esta ponderada observación noche a noche de la cúpula enlutada y salpicada por millones de tintineos cambiantes, empezó a hacerse comprensible para ellos. Esa nueva complicidad, les otorgó una información muy útil para continuar prosperando en el largo recorrer de nuestro linaje. Agudizando los sentidos hacia el cosmos, los lleva a concluir, inequívocamente, que ciertos acontecimientos se repiten de forma invariable. Esa reiteración, les indicaba con alta precisión, cuando debían cambiar de hábitat para obtener los mejores frutos, cuando estaban las manadas pastando plácidamente en frondosos valles, cuando cambiar su enclave para evitar un clima inhóspito, e incluso los ciclos menstruales de las mujeres y la duración de los embarazos de las hembras de todas las especies.
Foto Soco Martínez

     Pero también les infundía temor aquello que no alcanzaban a comprender, algo innato a cualquier animal. Como la luz del sol apagándose durante unas horas por un eclipse,  un cometa atravesando el firmamento con su larga cola, una incesante lluvia de estrellas que parecía devorar todo lo conocido por ellos...eran momentos en los que nuestros ancestros no encontraban explicación, no entraba dentro de los conocido, de lo cíclico.
    Pese a estos puntuales desencajes, la gran ayuda astral se tradujo en la adoración  al sol, la luna e incluso a algunas estrellas de constelaciones lejanas, con fieles representaciones desde la más remota antigüedad. A solo 7 km de Gorafe, en la necrópolis de Baños de Alicún, podemos localizar el lugar de culto del poblado que habitó allí, donde, entre otras representaciones, observamos una del gran astro rey.
     
Fotografía Rocío Campos
    
     Gorafe, como claro referente de la prehistoria, no se quedó al margen. Según el Dr Fabio Silva de la Universidad de Gales Trinity Saint David, los dólmenes de largo corredor eran verdaderos observatorios astronómicos, pero sin lente. Desde la oscuridad del dolmen, el corredor mostraba varios planos celestes, aislándolos para no sufrir distracción alguna. Sin embargo, el dolmen solo era abierto en el momento de realizar un nuevo enterramiento, no pareciendo muy probable, la permanencia del jefe espiritual del poblado en el interior del dolmen, más tiempo del necesario para realizar el ritual.  
     Por otro lado, el mismo autor afirma, con mayor acierto, como la estrella roja y brillante, Aldebarán, inserta en la constelación de Tauro, ya era un astro representativo para la civilización neolítica.
     Esta estrella podría haber desempeñado una importante función a la hora de trasladar los rebaños a pastos más elevados y fértiles en verano. Es posible, según los investigadores, que el pastoreo del ganado hacia terrenos más elevados coincidiera con la primera salida anual de la estrella Aldebarán, en el amanecer. En torno al año 4000 a. C., esta estrella, tenía su primer orto en el horizonte Este, en los amaneceres de finales de abril o principios de mayo. Sería un buen y preciso indicador, que les permitiría conocer cuándo era el momento de trasladarse a terrenos más elevados.

     













     El conocido crómlech británico, Stonehenges, formado por varios círculos concéntricos de menor a mayor tamaño, aunque en la actualidad guarda muchos misterios, se sabe que era un observatorio solar y lunar, donde quedan reflejados, aun en nuestros días los solsticios de invierno y verano.
     Pero si retrocedemos a los enclaves donde surgieron las primeras civilizaciones, Mesopotamia, los sumerios en 4.000 a. C., fueron los que dieron nombre a las más antiguas constelaciones, las figuras hoy conocidas como Leo, Tauro y Escorpio. Estos astros señalaban puntos importantes en el recorrido anual del Sol por el cielo y constituían momentos cruciales en el año agrícola. Esta “comunicación” con las estrellas, tuvo como resultado directo el condicionamiento de su forma de vida, por lo que divinizaron a los astros.
     Los egipcios ya relacionaban las crecidas del Nilo con la aparición de la estrella Sirus y también percibían dibujos en las constelaciones de estrellas: nuestro Orión era Osiris, el dios de la muerte, y la Vía Láctea representaba a la diosa Nut, la diosa del cielo, dando a luz al dios del Sol, Ra. 
     
     Los antiguos espectadores del cielo apreciaron como el Sol y la Luna se deslizaban por el firmamento atravesando 12 constelaciones. Estas serían los denominados más tarde como Zodiaco. Otorgaron el privilegio de considerarlas el hogar de los dioses, del Sol y la Luna. Además, había otras cinco estrellas que recorrían el zodiaco, considerando cada una de ellas como la residencia de un dios. La oscuridad tenebrosa de la noche pasó a ser refugio de sus divinidades y una novedosa manera de relatar historias, que en cierta manera, siempre glorificaba a sus mandatarios y justificaba sus acciones. Pero esto, ya no es astronomía...

Foto Miguel Gil
      Para centrarnos nuevamente en esta ciencia, retrocederemos en el tiempo y repararemos en los estudiosos griegos. Así, en el s. VII a.C. Thales de Mileto ve el firmamento como una bóveda de agua sobre la que flota una Tierra lenticular. Avanzando hasta el s. V a.C. Filolao percibe la Tierra esférica, basándose en las observaciones de las velas de un barco, perdiéndose en el horizonte. Ya sabemos que esta teoría pronto se desechó y tardó muchos siglos en volver a ser válida. 
     Fluyendo por los siglos llegamos a Aristarco de Samos en el s. III a.C. capaz de medir la distancia al sol, situándolo como centro del Universo, el Heliocentrismo, rápidamente desacreditado hasta XVIII siglos más tarde. Ya, en el s.II a.C., Eratóstenes, consigue calcular la circunferencia y el rádio de la Tierra con una aproximación sorprendente, 40.000 km y 6366 km respectivamente.
     Dando un salto en la historia, llegamos hasta los padres de la astronomía actual, Copérnico, que en el s. XV-XVI retomó el Heliocentrismo, perdido en estos años pasados, en los que la Tierra era el centro indiscutible del Cosmos. Él afirmó que los planetas, incluida la Tierra, circulaban alrededor del Sol en círculos, menos la Luna que lo hacía alrededor de la Tierra. Sería Kepler, en el s.XVI-XVII quién dedujo que las órbitas eran elípticas. 
     En esa época Galileo Galilei construyó un telescopio, con el que pudo observar el relieve de la Luna, las manchas solares y los cuatro satélites de Júpiter.                                           
Telescopio de Newton
Telescopio de Galileo Galilei














En estas fotografías podemos ver la recreación de alguno de esos primeros telescopios de Galileo Galilei y Newton. Podéis contemplarnos dentro de la exposición itinerante de la Fundación Descubre. Actualmente visitable, por unos meses, en el Hospital de Santiago de Úbeda, en la sede Asociación Astronómica Quarks 
Telescopio de Herschel

     Estas tres réplicas exactas, nos permiten hoy en día contemplar el firmamento como lo hicieron ellos. Este último, idéntico al que utilizó Herschel cuando descubrió Urano. Un pedacito de ciencia e historia a nuestro alcance.

Foto Massimo Sabattini
    Pero volviendo a Gorafe y nuestro cielo, debemos destacar como nuestro Parque Megalítico, compuesto por 242 dólmenes catalogados, poseen, la gran mayoría, una precisa orientación, Este-Sureste, nacimiento del sol en el solsticio de invierno, un verdadero observatorio calcolítico. Para ellos era muy importante la orientación del dolmen hacia el astro rey. Pretendían con ello, que en ciertas fechas, coincidentes con los solsticios, el poderoso rayo cálido de luz, de su Dios, irrumpiera en el inframundo, en el reino sombrío de los muertos.         Así, muchos yacimientos arqueológicos prehistóricos en la actualidad, celebran esos días señalados como una gran fiesta dedicada al Sol. En Gorafe, pronto encontraremos el nuestro...
Foto Massimo Sabattini

      Desde hace 5000 años, en los que los primeros humanos se asentaron en este valle, los cielos en Gorafe siguen impolutos, y los adelantos en el campo de la astronomía hacen que los tengamos más cerca que nunca.
    Por eso, el ayuntamiento de Gorafe lo tuvo claro desde un principio y fue el primer pueblo de la provincia de Granada en hacer apagones del alumbrado público. La contaminación lumínica es la única que interfiere entre nosotros y los astros, y en estos días señalados, bajo el lema " Enciende las estrellas, apaga tu pueblo" observamos el cosmos sin ninguna interferencia.


     En esta genial fotografía, podéis ver algunas de las constelaciones observables cualquier día del invierno en Gorafe. La unión de las figuras nos facilita a los más inexpertos su mejor localización.
     En las noches dedicadas a la visualización astronómica, y para ir sumergiéndonos y familiarizándonos con lo que la naturaleza nos va a mostrar tras el ocaso, un grupo de astronom@s, de turismo astronómico andalucía y el nido del astrónomo , nos ofrecen una charla-coloquio ilustrada con sugerentes y clarificadoras imágenes de lo que unas horas más tarde, veremos con nuestros propios ojos. Eso sí, a través de los potentes telescopios instalados en la Plaza-mirador del Centro de Interpretación del Megalitismo. Un pedacito del Universo, se mostrará ante nosotros.
   
Foto de Miguel Gil en la charla-coloquio de Gorafe
    
   Por estas iniciativas, el pasado año, Gorafe consiguió la certificación de la Unesco de Parque Estelar Starlight.Los Parques Estelares son lugares situados en municipios que protegen su cielo nocturno con el adecuado alumbrado público o suprimiendo el mismo en su totalidad para estos eventos, para un mejor desarrollo de las observaciones astronómicas. Además de esas características, nuestro cielo auna dos importantes cualidades, por un lado su nula contaminación y por otro lado, el fuerte brillo de los astros en esta zona del Norte de Granada, donde los cielos son especialmente oscuros.

Certificación oficial de Parque Estelar Starlight
Centro de interpretación del cielo
     En la Fiesta de las Estrellas, podremos ir cambiando de un telescopio a otro para ver distintas constelaciones, planetas, la luna y la majestuosa Vía Láctea e incluso esperar pacientemente ver como la estrella Sirius, aparece lenta y majestuosamente sobre el Altiplano. En ese trasiego de telescopio a telescopio u observando con nuestra propia vista lo señalado por los expertos con punteros láser, nos pasa rápidamente una noche tan mágica y esperada.

   

             Foto Miguel Gil                                                                               Foto Miguel Gil

Pero no hay que ponerse melancólico, pronto llegará la siguiente y si no tienes paciencia…o mejor aún tienes tu propio telescopio, Gorafe cuenta con numerosos puntos muy próximos al pueblo donde puedes instalarte, agudizar los sentidos y escuchar al firmamento. Y para los más aventureros, pueden adentrarse en el desierto de Los Coloraos de Gorafe donde el cielo se nos muestra aún más primigenio.
    
Foto Massimo Sabattini
      Y el ser Parque Estelar Starlight, no nos permite quedarnos estancados contemplando el firmamento sin más. Por eso, el ayuntamiento, en breve habilitará miradores especiales y permanentes desde donde disfrutar todo el año de este espectáculo, que ya hace muchas décadas desapareció en nuestras ciudades.
     Los que por suerte, seguimos contemplando cada cristalino anochecer,no perdemos intensidad por el reiterar de esta emocionantevivencia. Eso si, seguimos asombrándonos, cuando en las observaciones vemos niñ@s y emocionad@s porque ese día descubren la brillante bóveda celeste.

   
Foto Miguel Gil
          En estos tiempos tan rápidos en los que vivimos, Gorafe no se queda atrapado en la cola del último cometa que pasó. Si quieres sumergirte en última y novedosa forma de contemplar la bóveda celeste puedes hacerlo desde el interior de la Casa de cristal del Desierto de Gorafe. Un novedoso experimento para certificar los cristales que la conforman, y desde donde podrás observar el firmamento más oscuro de Granada en una cómoda experiencia. Una burbuja de cristal en plena naturaleza. Una auténtica hazaña de Guardian Glass
Fotografía de Gonzalo Botet

 Desde aquí, nos atrevemos, con estas pequeñas pinceladas de nuestro cielo nocturno, a invitaros a conocerlo in situ y a disfrutarlo con nosotros en la Fiesta de las Estrellas. Podréis conocer las fechas con antelación en 
https://www.facebook.com/rocio.cimgorafe.5   y para abrir boca os invito a ver una de las observaciones.





     Texto: Rocío Campos Maldonado.

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